HISTORIA
"El Pato" de Punta Mogotes ha sido un tema recurrente en las fotos de millones de turistas durante las últimas cinco décadas. Es el punto de referencia principal para quienes dan sus primeros pasos por las playas y la zona comercial del sur de Mar del Plata. Este icónico comercio no solo es un símbolo viviente, sino también una parte integral de la identidad de “La Feliz”.
La historia de este negocio familiar se remonta a principios de la década de 1970. En 1971, Ana María Mateos y su esposo belga, Guibert Englebienne, decidieron dejar la ciudad de La Plata para mudarse a Mar del Plata. Llegaron con sueños y la ambición de iniciar su propio emprendimiento familiar. Un año después, en 1972, adquirieron un predio conocido como “El Triángulo”, conformado por tres locales, ubicado en la Avenida Martínez de Hoz 2505.
Originalmente, “El Triángulo” estaba dividido en tres partes: una dedicada a la venta de artículos de playa, otra a la venta de carnada para pesca, y una tercera a la venta de pasajes de transporte. Mateos y Englebienne unificaron estos espacios en un solo negocio orientado a satisfacer las necesidades del turista. Así nació lo que eventualmente se conocería como “El Pato”, en sociedad con los hermanos Muzio.
Con el tiempo, la sociedad se disolvió, y los Muzio continuaron con el estudio fotográfico, mientras que la pareja conservó “El Pato”. Este negocio se convirtió en un punto de referencia esencial para los visitantes de Mar del Plata, vendiendo todo lo necesario para disfrutar de un día de playa y mucho más.
El local siempre fue estacional, adaptado a las necesidades de los turistas, lo que llevó a constantes renovaciones. Inicialmente se centraba en artículos de fotografía, pero con el tiempo se amplió para incluir productos de jardinería, mobiliario para spa y cafeterías, y una amplia variedad de artículos de playa.
Uno de los aspectos más fascinantes de “El Pato” es su famoso muñeco gigante. Cuando la familia compró el negocio, el pato ya estaba allí. El misterio en torno a su origen forma parte del encanto de “El Pato”, permitiendo que cada visitante tenga su propia versión de la historia.
Hoy en día, “El Pato” sigue siendo un negocio familiar, administrado por los hijos y nietos de Ana María y Guibert. Su dedicación y amor por el comercio han permitido que siga siendo relevante y atractivo para nuevas generaciones de turistas.
El negocio ha sabido adaptarse a las cambiantes demandas del turismo a lo largo de los años, ofreciendo desde alquileres de televisores hasta una amplia gama de recuerdos y productos playeros. La nostalgia cumple un rol clave, ya que muchos visitantes regresan cada verano para revivir recuerdos de la infancia y compartirlos con sus hijos y nietos.
“El Pato” en Punta Mogotes no es solo un negocio; es un símbolo de resiliencia y adaptación, un lugar cargado de recuerdos y emociones para muchas generaciones. La historia de esta familia y su emprendimiento es un testimonio del espíritu emprendedor y de la capacidad de reinventarse. Con la mirada puesta en el futuro, la familia Englebienne continúa trabajando para mantener viva la esencia de “El Pato” y seguir siendo un lugar emblemático de Mar del Plata.